Tan original como atrevida; sin miedo a experimentar y ensanchar los límites de la música brasileña. La exquisita Marisa Monte, la más destacada voz carioca desde Gal Costa y Astrud Gilberto, vuelve a la actualidad con O que vocé quer saber de verdade, la continuación natural de su aclamado Infinito particular, un tratado de orfebrería pop que relanzó en el contexto global los sonidos brasileños entre el gran público.
Su rotundo éxito no parece haberla cambiado, pero ¿Su imagen artística se ajusta a la personal?
Absolutamente. Mi música es un reflejo de quien soy. No se puede separar mi imagen personal de la artística. La música que hago es muy personal y es la manera que tengo de comunicarme con la gente. Soy muy clara y nunca canto nada que no sienta de verdad.
Vuelve con un disco que empieza donde lo dejó con 'Infinito particular', ¿Ha sido algo intencionado?
Aunque no lo parezca, este disco es diferente al anterior. La banda es la misma pero los arreglos están mejor pensados. Las canciones son más básicas pero reflejan mi estado de ánimo.
Ha vuelto a ser madre y ha dejado pasar cinco años desde el anterior álbum...
He dedicado tres años a grabar este disco. Tener a mi segundo hijo me tuvo muy ocupada. La maternidad me ha afectado mucho; he tenido la oportunidad de pasar mucho tiempo en casa y he escuchado a mi alma.
Y al final, ¿a qué conclusiones ha llegado?
Acepto la vida tal como viene e identifico lo que realmente es importante. De hecho, muchas de las canciones nuevas tratan sobre cómo es posible llegar a saber qué es lo que deseas que sea tu vida. Es decir, cómo crear un código personal de actuación que pueda ser entendible por todo el mundo.
Su tradicional optimismo sigue intacto. Una suerte de alegría conceptual...
Éste es el trabajo más conceptual, sin duda. También ha significado una búsqueda de la simplicidad de la complejidad. Busco la sencillez de la música desde siempre pero ahora tengo mucha experiencia; soy más sabia.
A su habitual nómina de colaboradores ha sumado en esta ocasión otros nombres muy conocidos.
He trabajo con gente como Gustavo Santolalla -ganador de dos Oscar y André Carvalho. Además, claro, están Arnaldo (Antunes), Carlinhos (Brown) o Greg (Cohen, el bajista de Masada). Los nuevos colaboradores han aportado carácter a mi búsqueda de la libertad creativa.
La cantante Marisa Monte, en una imagen promocional.
Empezó muy pronto, en la adolescencia, tras haber renunciado al 'bel canto', ¿Se imagina alguna vez como cantante lírica?
Estudié para ser cantante de ópera en Italia cuando era adolescente. Pero descubrí a los Beatles y el reggae y al volver a Brasil me surgió la oportunidad de hacer conciertos. No pude dejar pasar una ocasión así. Tenía 20 años y el éxito llegó de repente.
Se dice que usted es la mejor cantante brasileña viva, ¿cómo se siente al escuchar algo así?
Me hace feliz pero no es cierto. Siempre hay alguien mejor. No quiero ser la mejor, porque no hay espacio para mej orar y todo el mundo anhela tu puesto. (ADN)
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