Es muy verdadero que los duelos, con pan son menos. Si no hubiere pan, que no lo hay, buenas son tortas. Y a falta de tortas, que escasean, solo queda echarse al ruedo de la parranda. Tal es la filosofía que ahora predomina en el cerebro institucional del Aula de 'La Verdad' y Cajamurcia.
La cosa es que, atentos como estamos a la felicidad del pueblo ('Todo para el pueblo, pero sin el pueblo' es el lema de nuestra alicorta y alicaída democracia), se nos ha ocurrido que, si otra cosa no, la parranda puede ser alivio de nuestros pesares. Dice el dicho que quien canta -o escucha a otros cantar- su mal espanta. Y es así. ¡Cuántas veces, en los momentos más desesperados, nos hemos puesto a cantar, pongo por caso, Ramona, y -durante los dos minutos treinta y cinco segundos que dura la canción- nuestro ánimo se ha esponjado!
-A mí no crea usted que se me esponja mucho- dice alguien.
Y yo le respondo: '¡Toma, claro! Pero es que usted está inmerso en la mecánica del desahucio y la dación de la casa en pago'. Pero incluso para gente así, pudiera haber lenitivo. Por ejemplo: si te afecta la preocupación, porque una parranda triste del PP o del PSOE reza: 'Que si no sabía doblar la servilleta, / que si andaba algo flojo de bragueta. / Yo conocía / que tú a mí me engañabas / y en otro barco querías navegar', lo que tienes que hacer es atenerte a la parranda alegre, que dice, y dice bien: 'Arrimao a un palmeral, / atendiendo mi destino, / llevo una vida normal, / y si algo me sale mal, / me bebo un vaso de vino'. ¿Cómo se te queda el cuerpo? ¡Pos pijo, divinamente!
Manuel Luna (nada que ver con el de 'La hermana San Sulpicio', 'Nobleza baturra' y 'Morena Clara' de cuando Franco) viene con su guitarra portuguesa a darnos su murga. Y lo aderezan unos nazarenos titulados La Cuadrilla Maquilera. El folklore tan nuestro, la canción de la tierra, el bacalao con tomate y los amores tempestuosos de Carmen de España, que no la de Merrimèe.
Con la crisis se enriquecen quienes la fabrican. Y nosotros, palillo y flor de malva, pero con parrandas de postre. Ya vendrán tiempos mejores. Y si no vinieran, pues todos al huerto, pero alegres y descansando los huesos de por muerte. (LA VERDAD)
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